Crónica: Viajando a Gijón conocí a James Rhodes

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Hoy en esta entrada os contaré algo que hice el fin de semana del 15 de Abril, viajé por primera vez a Gijón, ciudad que no conocía de nada, solo de fotos y poco más. El 15 empezó mi viaje, a las 10 de la mañana cogimos mi madre y yo un autobús desde Coruña con destino Gijón, ¿por qué? Porque iba a ver el sábado 16 al pianista James Rhodes en concierto en la sala Laboral de Gijón, ¿le llegaría a conocer? Eso no lo sabía en un primer momento. Después de cinco horas en el autobús, de haber leído un libro entero, llegamos a nuestro destino. Lo primero que hicimos fue ir a registrarnos al hotel, dejar las cosas en la habitación e irnos a comer. Una vez todo eso listo, salimos a explorar la ciudad y como no, yo con el libro de Rhodes en la mochila todo el rato, quien sabe, a lo mejor me lo encontraba por la calle.

Recorrimos casi toda la ciudad, visitamos las termas, compramos una tela que yo quería para un vestido de un cosplay, que a la vez me sirve como vestido para usar de ropa habitual. También vimos parte de la ciudad vieja y poco más hicimos el viernes. No, ese día no fue el día que conocí a James, una pena, porque tenía muchas ganas. Pero aún me quedaban días, y se dice que la esperanza es lo último que se pierde y eso pensé yo.

El sábado madrugamos, ¿por qué? Porque teníamos mucho que hacer, primero desayunamos en el hotel, una vez que desayunamos, salimos preparadas, yo con el libro, las tres baterías del móvil y mis ganas de ver más cosas y sobre todo disfrutar de un concierto de piano único. La primera parada de todas fue como no, el acuario, pedazo acuario tienen allí, después de caminar un buen trecho hasta llegar a él, disfrutamos de un recorrido lleno de experiencias, animales que no se ven en el acuario de la Coruña y como no, de recuerdos que me llevé de allí, si, porque vi chapas, camisetas y marcapáginas y compré un poco de cada. Soy así, y como colecciono esas cosas, debía hacerlo. Lo único que no encontramos allí fue a la nutria, pero aún así fue maravilloso ver tantas tortugas, tiburones y hasta pingüinos.

Siguiendo aún siendo por la mañana y que por fin la lluvia había amainado un poco, decidimos caminar antes de ir a comer y nos encontramos con el museo del ferrocarril, que como no, entramos y disfrutamos de los diversos trenes que allí tenían, en alguno hasta me saqué foto. Me gustó como estaba montado.

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Una vez ya visto los dos museos, decidimos ir a comer a un sitio que nos habían recomendado en el hotel llamado Casa Astur y que buen sitio, el ambiente que se respiraba era maravilloso, además los platos que se te ofertaban en la carta te hacían la boca agua. Nosotras pedimos el cachopo auténtico para probarlo y que rico, se nos deshacía en la boca de lo bueno que estaba. Comimos muy, pero que muy bien allí. Cuando acabamos, como aún quedaba bastante para el concierto, decidimos ir al jardín botánico, ¿por qué? Porque quedaba cerca de donde se celebraba el concierto y así conocíamos también otro lugar. No pudimos ni acabarlo de ver de lo inmenso que era, si creo que solo recorrimos un tercio del recinto. Pero aún así, lo poco que vimos lo disfrutamos.

Cansadas de estar de pie, decidimos ir al la iglesia de la Laboral para ir a la cafetería y sentarnos mientras esperábamos a que el concierto empezara. La lluvia volvió y pensé que por su culpa no conseguiría que lo que me proponía se fuera a cumplir, pero estaba equivocada. Mientras mi madre preguntaba donde se celebraría el concierto y donde quedaba el sitio, yo sacaba fotos a todo y, en esto que me fijo para un lateral de la iglesia y lo veo allí hablando por teléfono; su pelo hizo que le reconociera. Con el corazón empezando a latir fuerte caminé con mi madre alrededor de la iglesia, ella sin saber porqué lo hacía. Cuando estuvimos en el lateral que estaba él, le dije a mi madre

– Es él, mamá que es él.

Ella me contestó:

– Dile algo, que no se te escape.

– Espera que está hablando por teléfono.

Pero como le vimos entrar, le dije hello, pero no me escuchó, ya que seguía hablando por teléfono. En todo momento tenía mi corazón latiendo a 1000 por hora, las manos temblorosas y sudorosas a la vez; y la voz quebrada de la emoción. Mi madre le pidió a uno de la organización si nos dejaba conocerle, al principio dudó, pero nos dejó. También le pedimos para que nos dejara estar a dentro para no mojarnos y también nos dejó. Una vez que Rhodes acabó de hablar por teléfono, me miró, le enseñé el libro y sonreí como una tonta.

Le pedí en un inglés caca, en esos momentos no pensaba con claridad, si me firmaba el libro, me dijo que sentía no tener un bolígrafo, con lo que yo saqué varios de un estuche. Cuando iba a coger uno, me disculpé porque no era bolígrafo, si lo hubiera usado hubiera puesto su firma con raya de ojos; pero al final de decantó por un rotulador rojo. Me firmó el libro, mi madre que le hablaba en castellano le dijo, mira cuantos post-its y él dijo: wooo, cuantos (todo esto en inglés claramente xD). Una vez que tuve el libro firmado, algo que atesoraré siempre, le pedí una foto. Al principio iba a sacarla mi madre, pero no le dejé, ¿motivo? Mi madre suele sacar veinte fotos y de esas veinte, solo vale media xD, sin ofender mamá, pero no sabes sacar fotos con el móvil. Así que le pedí al de la organización que las sacara, sacó varias donde salimos mi madre, Rhodes y yo. Luego quise una de él y mía solos, con lo que le pedí a él en inglés si podíamos una juntos y le dice a mi madre en castellano: lo siento, en ese momento me pareció tan cuqui. Una vez que el de la organización sacó la foto, James se despidió de nosotras y nos dijo que disfrutáramos del concierto, cosa que hicimos.

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Con la fotos y el autógrafo me sentía única, me sentía que iba a explotar, había conocido a James Rhodes como primer famoso internacional y que fuera él, hacía que valorara más las cosas. Subidas las fotos a todos lados, contada la experiencia a todos, me sentí mejor, pero la sonrisa tonta no desapareció en ningún momento.

¿Qué decir del concierto? Aunque solo duró una hora y poco, fue un concierto genial, escuchamos hablar a Rhodes en castellano leyendo de su libro, escuchamos cosas que nos contaba y disfrutamos de la música que él tocaba en el piano, su forma de tocar en única. Me encanta como se maneja, como lleva la música a otro nivel, es único en ese aspecto.

Una vez que el concierto acabó, volvimos al hotel a descansar unos minutos y también para que yo procesara todo lo que había pasado aquel día. El día había sido redondo y fue gracias a mi querida Maria de la web Soy Cazadora de Sombras y Libros, porque sin ella ayudándome a mirar en las redes sociales de James, no lo habría llegado a conocer.

El domingo fue algo más ligero la cosa, como nos volvíamos ya para casa a las cuatro de la tarde, decidimos pasear cerca del hotel y llegamos a una feria/mercadillo en el palacio de exposiciones que hay en frente al estadio del equipo de la ciudad, hasta comimos allí. Había muchos puestos, y como no, yo compré películas de segunda mano, que también ya llevaba varias del día anterior, porque habíamos descubierto el cex de allí y como no, tuve que entrar; también compré chapas a montones y un marcapáginas con forma de piano.

A las cuatro de la tarde cogimos el autobús destino Coruña, el fin de semana había acabado, era hora de volver a la realidad, pero no lo olvidaría. Gijón me encantó, no solo porque le pude conocer, sino porque la vida de la ciudad está en torno al paseo marítimo y eso me gustó.

Una gran viaje, una gran experiencia y siento que la crónica fuera tan larga, pero debía volcar aquí todo lo que había pasado, porque las experiencias así solo ocurren una vez en la vida.

¿Qué os ha parecido la crónica? ¿Conocéis Gijón o tenéis ganas? ¿Sabéis quien es James Rhodes o por el contrario no?

4 pensamientos en “Crónica: Viajando a Gijón conocí a James Rhodes

  1. Me alegro de que conocieras a James y que te fuese tan bien en Gijón. Me he ilusionado mucho cuando describirás cómo te sentías al conocerlo. Fue tan bonito. Espero que conozcas a más gente y nos lo cuentes. 😉
    Muy buen post!

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